La única forma natural y verdadera de los pies es la que presentan los recién nacidos. ¿Por qué? Porque esos pequeños pies no han sido oprimidos ni recluidos dentro de un zapato convencional.

En cambio, al empezar a andar, empezamos también a calzarnos, lo que suele significar que encerramos nuestros pies en un espacio estrecho y rígido.

Te contamos las características de cualquiera de nuestros modelos:

1. Puntera ancha

Una puntera ancha proporciona a los dedos el máximo espacio posible, para que puedan moverse y desarrollarse sin ningún tipo de limitación.
Así, evitamos la presión e incomodidad originada por los acabados estrechos y en
punta, y estimulamos un crecimiento y desarrollo libre y orgánico.

2. Suela Zero Drop

Las suelas con Zero Drop se caracterizan por ser finas y planas, iguales por la parte delantera y la trasera. Así conseguimos que, al andar, se reproduzca la sensación de ir descalzo, lo que permite una correcta distribución del peso a lo largo de la planta y promueve una estructura ósea y muscular saludable.
El resultado es una suela que permite una mayor percepción del terreno, pero a la
vez asegura una protección máxima contra posibles obstáculos.

3. Flexibilidad y ligereza

El material con el que confeccionamos cada uno de los Muris, compuesto de
residuos de uva y maíz, garantiza una flexibilidad total del zapato.

Así, no solo promovemos una pisada lo más libre, natural y eficiente posible; también
garantizamos una mayor comodidad, al permitir que los pies se muevan libremente
y adopten su forma natural. Sin impedimentos ni rigidez.

4. Sin contrafuerte

Eliminamos este elemento de todos nuestros zapatos, puesto que no solo restringen la movilidad del talón y del pie en general, sino que, además, interfieren con la alineación natural del cuerpo.
Es así como conseguimos potenciar la flexibilidad del calzado y fortalecer los músculos intrínsecos del pie para mejorar su estabilidad.

5. Confección Strobel

Esta técnica de fabricación busca que la estructura del zapato se asemeje a la de un guante. De esta manera, es el calzado el que se adapta al pie, y no viceversa.
Así, potenciamos la ligereza del zapato y maximizamos el rango de movimiento del pie, lo que se traduce en mayor libertad y sensación de confort.

¿El resultado?
Un calzado que mejorará la propriocepción (la capacidad de sentir la posición y el movimiento del cuerpo), fortalecerá los músculos y ligamentos del pie, garantizará un mayor equilibro y coordinación, no provocará ferulización del tobillo…